El ultimo jueves 18, fui invitada a la quinta presidencial de Olivos por un grupo de mujeres de una federación. Mientras aguardaba para ingresar, con mi carpeta del proyecto granja en mano, observe con sorpresa el mix de personajes del activismo social y político, que esperaban que se abriera la puerta de la calle Villate.
Apenas pasamos los rigurosos controles de ingreso nos aguardaba un servicio de lunch en el quincho en donde
Allí pude observar con mayor detalle a algunos invitados; empresarios, sindicalistas, cuadros políticos y muchas mujeres que trabajan activamente en ONG, federaciones y confederaciones.
En una mesa de canapés me sorprendió muy sonriente y ofreciéndome jugo, Armando Cavallieri y no pude dejar de recordar su época de elefante blanco junto a West Ocampo, Luis Barrionuevo y Delfor Jimenez, entre otros.
Después del rico jugo que me ofreció Cavallieri, se vino un trago amargo para mi, fue el momento en que la persona que me había invitado a la quinta, me dijo que no podía entregar mi proyecto por una cuestión de verticalismo y porque estaba prohibido, quede estupefacta tratando de entender, al tiempo que sentía que mi gran esperanza de entregarle mi proyecto en mano a
Luego nos hicieron pasar a otro sector donde se encontraba la prensa y al cabo de un rato, arribo la presidenta con algunos ministros y anuncio la fabricación de heladeras de bajo consumo y planes de cuotas para adquirirlas. concluyo diciendo que de poder generarse el uso masivo de dicha heladera, el ahorro energético seria el equivalente a la construcción de otro Chocon.
Finalizado el anuncio oficial, se dio por terminada la reunión y allí todos los invitados, mas los periodistas acreditados, entre avalanchas y pisotones intentaban acercarse a la presidenta en su breve desplazamiento hasta la salida.
Mientras tanto, detrás del alboroto se encontraba Sergio Massa, quien le explicaba a un periodista de un medio televisivo que no podría darle la nota porque se encontraba muy ocupado y preocupado por el tema de los represores que podrían conseguir la anulación de sus juicios por un tecnicismo.
Luego de algunas idas y vueltas, termino haciendo declaraciones para algunos medios, a los que me uní con mi camarita.
Para esto ya se habían retirado la mayor parte de los invitados, así que yo hice lo mismo y mientras caminaba triste hasta Maipú, no podía dejar de pensar en el verticalismo, el porque de lo prohibido y los códigos políticos.
Otra vez será.
